
Si hay algo que nos genera la avanzada tecnológica, más allá de sus lógicos beneficios y la incertidumbre respecto a cómo impactará en nosotros y en nuestros mercados, es el sentimiento de que la ola digital en la mayoría de los casos nos termina abrumando. Eso nos obliga a ordenar ideas y “parar” un segundo la pelota, si bien sabemos que la velocidad del cambio es cada vez mayor y no avanzar muchas veces significa retroceder…